Club de Motos Antiguas Granada

1900 (3) Alcyon, Anzani: Los herederos de Élie Buchet

                                                                                                                                                  © Enrique Svenson
     

El 1900 es un año de transición en la historia de la motocicleta. Hasta entonces, todos los intentos de comercializar un vehículo motorizado de dos ruedas resultaron ser un fracaso. Todavía reinaba el triciclo, considerado más práctico, estable y seguro. Examinando un triciclo de cerca, se entiende fácilmente porqué superaba a la moto: Todos los elementos mecánicos tienen su sitio lógico y definido. El potente motor está situado necesariamente sobre el eje trasero para propulsarlo directamente mediante  piñón y corona. Todo lo contrario que en las primeras motos. Inestables, poco fiables y de escasa potencia, no seducían a los compradores. Partiendo de una bicicleta con sus pedales en el centro de gravedad, al principio, los inventores no lograron resolver satisfactoriamente la colocación del propulsor. Para evitar que el motor molestara al pedalear, se exploraron todas las posibilidades de colocarlo en el chasis.
             
La solución ideal fue encontrada por los hermanos Werner en 1901, y pronto fue popularizada por la marca Peugeot. Los Werner implantaron el motor en el centro de un cuadro abierto, desplazando los pedales hacia atrás. Al mismo tiempo los motores se hacían más fiables. El verdadero despliegue de la motocicleta empezó a partir del 1900, cuando los grandes fabricantes de bicicletas, como Alcyon, Clément, Peugeot y Terrot comenzaron a interesarse por la bicicleta con motor. A partir de 1903 se introducían nuevas pruebas deportivas en las que se reunían máquinas de igual cilindrada, y se sustituían paulatinamente las categorías por peso. Mientras que los progresos tecnicos se medían en las carreras de motos de pequeñas cilindradas en carretera abierta, en las ciudades se implantaron espectáculos que permitían a los espectadores ver las motos de gran cilindrada más de cerca....

                                                                        


En 1900 llega a Paris un joven inmigrante italiano llamado Alessandro Ambroglio Anzani (1877-1956) para probar suerte como ciclista en los velodromos de la capital francesa. Lo que encontró en estas arenas era muy propicio para un joven apasionado por la mecánica. Como las carreras de ciclistas, que se enfrentaban cada fin de semana sobre pistas de madera con curvas estrechas y peraltadas, no eran suficientes para mantener el interés constante de un publico mayoritariamente obrero, los organizadores habían introducido espectáculos más excitantes y sumamente peligrosos: las carreras de motos (los triciclos fueron prohibidos en 1901 después de una serie de accidentes graves) y de stayers.


   

La palabra stayer significa literalmente “el que aguanta” y se refiere a un ciclista de medio fondo que alcanza velocidades de vértigo (ocasionalmente más de 100 km/h), a rebufo de la moto del pacer o pacemaker (literalmente “marcapasos”). Con el fin de ofrecer la mejor protección del viento, el motorista está casi de pie sobre las estriberas en la parte trasera de la moto, asiendo, los brazos acercados al cuerpo, un manillar muy largo. La moto está desprovista de frenos, embrague y caja de cambio. La transmisión directa se realiza mediante una correa muy ancha que puede deslizar sobre el rulo de la rueda trasera para evitar una aceleración demasiado brusca con la consecuencia de que el ciclista se rezague y pierda la aspiración del pacer.



Una barra transversal evita que el ciclista pueda acercarse demasiado, tocando la rueda del pacer que debe seguir atentamente los comandos del stayer sin bajar la guardia, porque el más minimo error de conducción podía tener consecuencias mortales. Anzani, sin quitar la bicicleta, por lo pronto, no tarda en ilustrarse también como pacer (en la foto inferior), y como piloto de carreras de motos muy hábil y audaz, que, además, cae raras veces.
       
 
En 1903, con motivo del “Campeonato del mundo”, Anzani, que termina segundo sobre una Hurtu de 16 CV, despierta el interés de Edmond Gentil (foto), el fundador de Alcyon (1902), una marca de bicicletas que iba a lograr 14 victorias en el Tour de France. Alcyon acaba de comprar la prestigiosa fábrica de motores Zedel (Z.L. Zürcher y Lüthi) para producir también motos a partir de 1904. Gentil, sin embargo, estaba más interesado en las motos de competición, dejando los motores Zedel para las motos de serie. Había establecido una colaboración estrecha con el especialista de este genero, Buchet. Gentil contrata, pues, a Alzani como piloto oficial de Alcyon, quien se revela además de ser un ajustador de motores sin par, y pronto adquiere el sobrenombre de “demonio de la carburación” (siendo la carburación el único punto sobre el cual un mecánico podía “jugar” para aumentar el rendimiento del motor). Anzani pronto estará delegado por Alcyon a la fábrica Buchet para colaborar como ajustador en el desarollo de motores de competición. Como fruto de esta colaboración, nace en 1904 una serie de motores monocilíndricos con cilindradas comprendidas entre 331 y 567cc, con dos válvulas en cabeza comandadas por un sólo arbol de levas, varillas y balancines.                                                                            
 
                                                                                                                                                                                                               
  
Con su Alcyon-Buchet de 331cc, Alzani gana la muy disputada clase del tercio de litro (foto superior); Giorgis, el segundo, conduce una Buchet con el mismo motor. Al año siguiente, la gama de motores se amplía con tres bicilindricos de 500, 900 y 1020 cc con válvulas en cabeza que demuestran su superioridad en los velodromos, y Anzani se convierte en campeón del mundo sobre una Alcyon-Buchet.   
 
   

Este mismo año, tres monocilindricas Buchet ganan la clase del tercio de litro, la nueva categoría reina de la velocidad, las Alcyon-Buchet de René Thomas y Anzani delante de una Magali con motor Buchet.

 
 
Sin embargo, el director de Buchet, Joseph-Ambroise Farcot, no explota el potencial de estos motores, sino que prefiere orientarse hacia la aviación y el automóvil. Anzani, que había ganado una fortuna con sus victorias como piloto, se establece por su cuenta a finales de 1906 en Asnières, donde construye motores con la pura tradición de Buchet.

          

             



 
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